miércoles, 19 de diciembre de 2007

Va a estar bueno Buenos Aires.

He recibido innumerables mails con la carta de renuncia de Graciela Casabé. Repruebo la lamentable y temible actitud del gobierno de nuestra ciudad, coincido con que se trata de una desacertada e indeseable decisión y una peor forma de ponerla en práctica. No obstante prefiero transcribir lo siguiente:
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El texto que sigue pretende producir una reflexión a partir de la circular que envió Graciela Casabe en referencia al desalojo causado por las nuevas autoridades del Gobierno de la Ciudad (los que no la hayan leído, les pido lo hagan antes de leer este escrito, está adjuntada abajo*): Indudablemente la violencia de la que habla la Sra. Casabé es un acto despiadado, inútil, innecesario y por lo tanto adhiero, desde ya, a su queja. Ante todo, respeto. No es la forma, no corresponde semejante abuso de poder. En síntesis, se trata de una inmensa estupidez. Ahora bien, tampoco me parece consecuente ingenuizarnos y olvidar, por este asunto que evidentemente pone a la ex directora del Festival en una posición de víctima, la maquinaria política que escondió, durante casi diez años, la producción de dicho evento. No me parece que la comunidad teatral porteña deba ahora, por este motivo, solidarizarse con una empresa que desembolsó, insisto, durante casi diez años, un presupuesto igual o mayor al destinado a sustentar la producción nacional, desviándolo a las producciones extranjeras. No tengo, desde ya, ningún tipo de apreciación estética negativa sobre las compañías que fueron invitadas. Sin duda, la mayoría de ellas tocaban la excelencia. Pero acaso ¿no resulta un poco absurdo que un país del tercer mundo financie producciones del primer mundo? ¿Donde estaría, en esta política, aquel viejo lema de “una mejor distribución de los recursos” del que tanto se jactan los gobernantes de turno y al cual todos deberíamos aspirar? El presupuesto de PROTEATRO casi no llega al millón de pesos, los teatristas porteños producimos con 3000 o 4000 pesos con la mayor de las suertes (los que deseen certificar esto ingresen a: http://www.buenosaires.gov.ar/areas/cultura/teatro/?menu_id=5541 y clickeen en “Subsidios 2006 – Obras”), tengo entendido que el Festival solo cubrió pasajes y alojamientos, pero ¿cuánto cuesta un pasaje Paris – Buenos Aires? 800 EUROS. Es decir: $3600. UN PASAJE DE 1 ACTOR = UN SUBSIDIO PARA TODA UNA COOPERATIVA (integrada, generalmente por un promedio de 7 u 8 personas, con ensayos de 7 a 10 meses, y otro tanto de funciones). ¿Alguien sabe cuánto se le pagó a las producciones nacionales por participar del Festival? ¿$1000? ¿Alguien sabe que las performances de “Hay algo que me golpea” (evento “organizado” por el Festival) nuclearon a casi 80 artistas y no recibieron ni un peso? ¿Cuántas compañías nacionales participaron? ¿Diez, doce? ¿Cuántas del interior? Ninguna. ¿Saben que hay más de 300 espectáculos por fin de semana, solo en Capital Federal, y solo 80 de ellos, como mucho, recibieron subsidio este último año? Entiendo que a los argentinos nos encanta que Europa nos vea, nos admire, amamos que nos lleven a Festivales, para luego volver y poder decir: “Fui reconocido en Francia, Alemania, Inglaterra, ahora llegué a la cima, soy el mejor”. Por parte de los gobernantes se extiende el discurso de “poner a la Argentina de cara al resto del mundo”, “...posicionarla como lo que es...”. ¿Cuando vamos a dejar de mirar para afuera? ¿Acaso no nos damos cuenta que producimos veinte o treinta veces más teatro que Barcelona? Me manifiesto decididamente en contra de la organización de un nuevo Festival en el que se invierta una partida que tanto necesitamos los que, efectivamente, gastamos las suelas de los zapatos para producir teatro (y cultura, en definitiva) en el país. Me manifiesto en contra de desviar los escasísimos recursos que tenemos en compañías extranjeras, y que quede claro, que esto no tiene nada que ver con el respeto que tengo por el trabajo que éstas realizan. Yo también admiré a Peter Brook, pero ahora, preferiría que la próxima vez, él vea de qué manera puede venir a la Argentina (donde todos somos pobres) y financiarse su gira. Estoy harto, hartísimo, de que se organicen eventos, que por más masivos que sean, beneficien más a los que lo organizan que a los que verdaderamente lo necesitan. Que el Festival haya agotado sus entradas no significa que el público ni la comunidad teatral haya reflexionado verdaderamente sobre aquello que estaba consumiendo. Muy a nuestro pesar, estamos tan segregados como comunidad, tan distanciados los unos de los otros, que el Amo dice cualquier cosa y todos vamos como ganado a acatar la autoridad, por si las moscas no se enoje y la próxima vez me pierda la limosna. No seamos ingenuos. La próxima vez pensemos dos veces antes de seguir pretendiendo ocupar “el círculo de los elegidos a nivel nacional” para que un programador extranjero nos vea y nos lleve, oh!, a su Festival. Que quede claro: nosotros también somos los que le damos de comer al chancho. Se nos viene una época muy dura, donde un grupo de empresarios va a hacerse cargo del Estado. Vamos a tener que estar muy atentos. Ellos van a querer construir su quintita cultural, donde lo que no hace negocio va a quedar afuera. Ahora, más que nunca, van a querer europeizarnos (¿se acuerdan de la política de Carlitos?), vendernos que Buenos Aires debe transformarse en un epicentro turístico y por lo tanto debemos producir para atraer al extranjero. Me encanta que la ciudad sea visitada por nuestros hermanos del exterior, pero cuidado, nosotros no existimos por ellos ni para ellos. Lamento sonar un poco radical, no deseo que se piense que porto algún tipo de apreciación negativa para con el que viene de afuera. Lo que ocurre es que nosotros tendemos a perdernos en el afuera (síntoma argentino), tendemos a idealizar al afuera (síntoma de toda colonia), y por ultimo, tendemos a someternos, sin darnos cuenta, al afuera. Tengamos cuidado con los discursos PRO que se vienen, porque son inteligentemente sutiles y poderosamente manipuladores. Abramos los ojos. El teatro independiente argentino nuclea a miles y miles de artistas que producen a través de este lenguaje, CULTURA, construyen, a través de esta expresión, IDENTIDAD. Empecemos a defenderlo y a darle el lugar que se merece, más allá de la escasa plusvalía que genere. Que los recursos se utilicen en Argentina. Si el europeo, que es el que más tiene en términos materiales, quiere llevarnos a su país, maravilloso. Pero gastar lo que poquísimo que tenemos para satisfacerlos a ellos no. BASTA. Cultura NO es superavit. Identidad NO es for-export. Una vez más, no seamos ingenuos. Por último, deseo aclarar que respeto mucho el trabajo ejecutado por Graciela Casabé en lo que a la dirección general de un festival compete (tuve la oportunidad, de hecho, de trabajar desde el Centro Cultural Recoleta, cuando la necesidad económica me acuciaba, en la coordinación de numerosas actividades realizadas allí, en el marco de tres de los festivales), pero difiero enormemente en la política cultural que éste propone. Lamento, en consecuencia, haber tomado su difícil situación actual como excusa para expresarme sobre cuestiones que me resultan de suma importancia para nuestra comunidad. Pero ocurre que me está resultando cada vez más difícil quedarme callado y seguir tolerando que nos tratemos como idiotas. Abramos los ojos.
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[*CIRCULAR DE GRACIELA CASABE:] Buenos Aires, 12 de diciembre de 2007 A la Comunidad Teatral, a los Artistas e Invitados Internacionales, a los colaboradores de estos 10 años del Festival Internacional de Buenos Aires, a las Instituciones, Agregadurías Culturales, Embajadas, a los medios de prensa, al público en general: Mi decisión de abandonar la dirección del Festival Internacional de Buenos Aires -tras completar la VI Edición del mismo- estaba tomada. De esto pueden dar fe mis colaboradores. Lo que también creía es que el Festival se merecía una transición hacia nuevas direcciones -y decisiones- que tomasen en cuenta la experiencia transitada. No es necesario aclarar aquí los niveles de excelencia y eficacia que este Festival supo demostrar. Pero ni en la más oscura de mis pesadillas podía yo imaginar que la política del nuevo Ministro de Cultura (que responde clara y penosamente) a la del nuevo Jefe de Gobierno de la Ciudad iba a obligarnos a desalojar las oficinas en menos de 48 horas, previa decisión de desarmar todos los equipos de trabajo que -tras estos 10 años- se constituyeron como ejes principales para la realización del Festival. No se trata aquí de defender cargos, sino de dejar en claro que esta actitud de inusitada violencia, es la que marca la política a seguir: aquella que intenta anular, echar por tierra, reducir a cero lo que se supo construir de buena manera y con indiscutible éxito hasta el presente. En el momento en que usted esté leyendo este mail las oficinas del Festival estarán vacías por orden de las nuevas autoridades. Parece que el lema "todo lo hecho bajo el gobierno anterior debe ser desarmado" sigue gozando de buena salud en el Macrismo. La violencia a las que nos vimos sometidos (no me extenderé aquí sobre los modos y los dichos en los que fuimos desalojados en menos de 48 horas) llevan a pensar que la pluralidad de criterios, el disenso y los valores democráticos -tan altamente defendidos en las campañas electorales del Pro así como en las primeras horas de mandato- se ven totalmente anulados a la luz de estas actitudes. A todos los empleados de planta del Festival se les ha pedido que abandonen y vacíen las oficinas para reincorporarse en sus funciones el 15 de enero en tareas y lugares a designar. Y esta es la decisión que echa por tierra el trabajo de 10 años, el esfuerzo conseguido por todo el equipo, el orgullo de armar un festival con dedicación y trabajo, con pasión y con una enorme, profunda mística. Mediante esta carta presento mi renuncia indeclinable a la dirección del Festival Internacional de Buenos Aires pero -antes de hacerlo- me pareció pertinente advertir a la comunidad teatral, a los medios, al público, a los invitados internacionales y a todos los que demuestran un interés en la cultura que estamos frente a la peor de las políticas, a la peor manera de entender la cultura, a la peor muestra de poder. Y no quiero ser cómplice de este maltrato, por eso lo denuncio. Este hecho de atropello no hace más que reforzar el viejo pensamiento binario de "unos contra otros" para demostrar lo que ya con creces sabemos puede derivar de este pensamiento. Gracias por acompañarme en estos 10 años. Estoy segura de que nos encontraremos en mejores y más luminosas condiciones. Pero de algo también estoy segura: nos merecíamos otro final. Y es la historia lamentablemente de este país. Otra vez, gracias. Graciela Casabé DNI 12.976.689

2 comentarios:

Apuntes+Editorial dijo...

Me parece muy inteligente el comentario en letras naranjas. No lo había pensado; la primer reacción ante el "desalojo" del festival es de un NO, pero es muy válido remarcar el poco apoyo que recibe el teatro nacional, y yo que soy del interior, es cierto que acá es prácticamente nulo el apoyo y reconocimiento a la gente que quiere trabajar.
Bueno, eso es todo.
Admiro mucho lo que hacés y lo que hace el sportivo. Ojalá pueda estudiar el año que viene con uds.
Un saludo.-

antiprímula dijo...

Gracias "apuntes" por tu visita y comentario. Ojalá puedas andar por el Sportivo el año próximo si es que tenés ganas.
Saludos.