jueves, 12 de noviembre de 2009

Susana Thenon - Verdugo

Una voz cercana
me repite: descansa,
y yo
descansar no podría
sino como en sueño
latente,
como flecha que reposa
en su carcaj.
Cada día
mis horas
se tornan más agudas,
más ásperas,
desde que no respiro
y el sol me arde.
Conozco las palabras
a cuyo sonido
las puertas vuelan como plumas
y el cielo es un cojín a los pies.
Conozco el castigo.
Conozco todos los castigos.
Pero hoy amanecí verdugo.

martes, 29 de septiembre de 2009

sábado, 5 de septiembre de 2009

Cuando compre un espejo para el baño
voy a verme la cara
voy a verme
pues qué otra manera hay decíme
qué otra manera de saber quién soy.
Cada vez que desprenda la cabeza
del fárrago de libros y de hojas
y que la lleve hueca atiborrada
y la deje en reposo allí un momento
la miraré a los ojos con un poco
de ansiedad de curiosidad de miedo
o sólo con cansancio con hastío
con la vieja amistad correspondiente
o atenta y seriamente mirarme
como esa extraña vez
-mis once años-
y me diré mirá ahí estás
seguro
pensaré no me gusta o pensaré
que esa cara fue la única posible
y me diré esa soy yo ésa es Idea
y le sonreiré dándome ánimos.
Idea Villariño

jueves, 13 de agosto de 2009

País de nieve

"... En realidad se había habituado a aquellas visitas diurnas y nocturnas. Cuanto más frecuentes y teatrales se hicieron, mayor fue el interrogante que le planteaban en torno a sus propias carencias. Más precisamente acerca de lo que le impedía vivir con la entrega con que lo hacía ella. Era un observador de su propia impasibilidad, para decirlo de alguna manera. No podía entender cómo había perdido ella la cabeza. Ella se le entregaba en forma completa, mientras él parecía incapaz de entregar nada de sí. Oía en su propio pecho, ensordecido como si la nieve se fuera acumulando encima, la voz de Komako resonando contra las paredes vacías de su corazón. Y sabía que no podía consentir aquella situación indefinidamente..."
***.
Yasunari Kawabata - fragmento de País de nieve.

sábado, 11 de julio de 2009

homenaje a la poesía de Jorge Luis Borges

Poema para desmoronarse

Pero dignarme al derrumbe. Hay algo que se esconde detrás de este fracaso, acaso un modo de disponerse amablemente sobre la cama y sonreír como si nada me perteneciera. Y cuando digo nada: horadar mi rostro en vanas sábanas Pero ella, arraigada a su antigua sumisión su misión de ser mi poesía, mi escándalo. ¿Cuál es mi fracaso, mi sentido del terror? ¿Y su error, de permanecer anexada a mi tabla, a mi sexo? Algo en mi piel me subyuga hasta el amaneramiento, y mi sutileza radica en la violencia, demasiado equilibrio en esta farsa naturaleza. Soy el oprobio de nuestro propio pueblo, vuelvo con decencia: en mi pueblo no sos la que reina: Pero, es sólo el doble filo de mi alma: mi modo de amar es un cuchillo. ¡Hago catástrofes con tu cuerpo! te he encerrado tantas veces en mis omnipotentes relámpagos, y ahora pago por lo que elegí, por mi herejía, porque te he erigido: siempre. Desmoronarme, asombrarte en mis escombros: pero algo me impide sonreírte vulnerable, Anochece demasiado rápido, para no pasar por pausa caí débil, inmaduro; para no pasar por cursi seguiré hiriéndote. Soy un tren miserable que se arrastra sin gente: no soy la gente, no soy el mundo, ando a contrarumbos como monstruo en su escondite, más solo que perro muerto al costado de la ruta, que paloma vieja arriesgando su carne en el tacho. ¡Pero desperdiciar mi basura contigo! Sigo extrañándote aunque estés cerca. Alguien en mí se ensancha y te busca, te espía detrás de la cortina pero yo soy la cortina y no la podrá correr: fui siempre la madre que se inmuta, el padre abandonado: la deuda del hijo, el tajo en el cuello de mis pobres vampiros. Una noche sin secuelas, dada la crueldad de mi encorvo la mañana se cuela dudosa por mi espalda, y tu ausencia - pero tan cerca - me arrastra por la cama. Por la sola razón de que soy, seguiré siendo el esclavo de "cada cual a lo suyo", seguiré muriendo en y por la boca del otro. Porque soy otro que no se reconoce, que no te reconoce. Tengo los ojos hechos sótanos y mi alma es una vieja enferma en su cuarto más oscuro, Y estoy solísimo y algo en mí te solicita, te idealiza. Escribir hoy es difícil, cada vez caigo más hondo en mi abecedario : Pero algo merece ser matado en la hoja. Y este alud de conversiones anónimas en las que tropiezo sin ser visto, Y este pretexto de belleza para no pasar por muerte me deja cada vez más noche, más sombrío y lluevo por cada techo, y cada vez con más sabor a humedad, a vapor. Mi realidad está yendo a parar atrás.
***
de mi querido Jorge Agustín Romero, que escribe así y lo podés leer acá.

jueves, 9 de julio de 2009


Morir
es un arte, como todo.
Yo lo hago
excepcionalmente
bien.
Tan bien que es una barbaridad.
Tan bien que parece real.
Se diría, supongo, que tengo el don.
Sylvia Plath.

martes, 7 de julio de 2009

Días raros

Una semana encanallada, llena de debilitamientos. “Hay que fundar territorios de belleza” escuché de un amigo y la frase me despertó de una pesadilla lenta y vizcosa. Aplaudo su frase, y me la apropio, no en el sentido ingenuo ni cándido del término, fundar belleza salvaje, vital, que oponga resistencia a todo aquello que nos hunde, nos enferma, nos fractura, nos debilita. Desde una rebeldía vital rechazar de plano a quienes amedrentan con información aterrorizadora sobre la pandemia, a los que comercian con la salud y la enfermedad física y mental de sus congéneres, a los que no deciden nada, a los que impugnan, a los que abandonan antes de empezar, a los que quieren que todo siga igual, a los cobardes, a los egoístas, a los fatuos. Fundar territorios de belleza para oponerse a tanta tristeza, a tanta opacidad, a tanto encierro, a tanta debilidad, a tanta falta de respeto. Dejar para ellos la vejez, la decrepitud y la muerte, apropiarnos de un impulso vital que nos permita, aunque casi sin esperanzas y con cansancio y con errores, habitar un territorio personal en el que uno pueda sentir que piensa, que opina, que resurge de las cenizas de lo que intentaron incendiar. Escribir, actuar, hacer música, lo que uno pueda, pero no contagiarse de muerte.

jueves, 11 de junio de 2009

Estreno 21 de junio

La pérdida que lamento es la del lenguaje, hablar de amor, sentir el impulso de hablar de amor. En todo caso es el lenguaje y no el objeto lo que podría extrañar...

¿Quién se atreverá a condenarme?
///

lunes, 2 de febrero de 2009

poesía+ genio= una joya

Menos que el circo ajado de tus sueños
y que el signo ya roto entre tus manos.
Menos que el lomo absorto de tus libros
y que el libro escondido
de páginas en blanco.
Menos que los amores que tuviste
y que el tizne que alarga los amores.
Menos que el dios que alguna vez fue ausencia
y hoy ni siquiera es ausencia.
Menos que el cielo que no tiene estrellas,
menos que el canto que perdió su música,
menos que el hombre que vendió su hambre,
menos que el ojo seco de los muertos,
menos que el humo que olvidó su aire.
*
Y ya en la zona del más puro menos
colocar todavía un signo menos
y empezar hacia atrás a unir de nuevo
la primera palabra,
a unir su forma de contacto oscuro,
su forma anterior a sus letras,
la vértebra inicial del verbo oblicuo
donde se funda el tiempo transparente
del firme aprendizaje de la nada.
Y tener buen cuidado
de no errar otra vez el camino
y aprender nuevamente
la farsa de ser algo.

Menos que el circo ajado de tus sueños

Roberto Juarroz

jueves, 29 de enero de 2009

Marguerite Yourcenar

"El sufrimiento es uno. Se habla de sufrimiento como se habla del placer, pero se habla de ellos cuando ya nos dominan. Cada vez que entran en nosotros, nos sorprenden como una sensación nueva y tenemos que reconocer que los habíamos olvidado. Son diferentes porque nosotros también lo somos: les entregamos cada vez un alma y un cuerpo modificados por la vida. Y sin embargo, el sufrimiento no es más que uno. No conoceremos de él, como no conoceremos del placer, más que algunas formas, siempre las mismas, de las que estamos presos. Habría que explicar esto: nuestra alma, supongo, no tiene más que un teclado restringido y aunque la vida se empeñe en hacerlo sonar, sólo podrá obtener dos o tres pobres notas. "
Marguerite Yourcenar Alexis o el tratado del combate estéril

jueves, 15 de enero de 2009

Pier Paolo Pasolini

" Querido muchacho, sí, claro, encontrémonos,
pero no esperes nada de este encuentro.
Sí acaso, una nueva desilusión,
un nuevo vacío: de aquellos que
hacen bien a la dignidad narcisista, como un dolor.
A los cuarenta años yo estoy como a los diecisiete.
Frustrados, el de cuarenta
y el de diecisiete pueden, claro, encontrarse,
balbuceando ideas convergentes,
sobre problemas entre los que se abren dos décadas,
toda una vida, y que, sin embargo,
aparentemente son los mismos.
Hasta que una palabra,
salida de las gargantas inseguras,
aridecida de llanto y deseo de estar solos,
revela su irremediable diferencia.
Y, además, tendré que hacer de poeta padre,
y entonces me replegaré sobre la ironía,
que te incomodará: al ser el de cuarenta
más alegre y joven que el de diecisiete,
él, ya dueño de la vida.
Más allá de esta apariencia, de este aspecto,
no tengo nada que decirte.
Soy avaro, lo poco que poseo
me lo guardo apretado en el corazón diabólico.
Y los dos palmos de piel entre pómulo y mentón,
bajo la boca torcida a furia de sonrisas de timidez,
y los ojos que han perdido su dulzura,
como un higo agrio,
te parecerían el retrato
precisamente de esa madurez que te hace daño,
madurez no fraterna.
¿De qué puede servirte un coetáneo,
simplemente entristecido
en la delgadez que le devora la carne?
Cuanto ha dado ya lo ha dado,
el resto es árida piedad. "

sábado, 10 de enero de 2009

El barco de la muerte

"Construye pues el barco de la muerte ya que debes emprender el más largo viaje, el del olvido. Y muere la muerte, la larga y dolorosa muerte que yace entre el viejo y el nuevo ser, ya han caído nuestros cuerpos malheridos, ya nuestras almas rezuman por la herida de la cruel contusión, ya el oscuro e insondable océano del fin penetra por las grietas de nuestras heridas, ya está sobre nosotros la inundación. Oh, construye tu barco de la muerte, tu pequeña arca y cárgala de comida, de pequeños pasteles y de vino para la oscura travesía por el olvido. Despedazado muere el cuerpo, y el alma tímida ya pierde pie cuando sube la tenebrosa marejada, estamos muriendo, muriendo, todos morimos y nada detendrá la marejada mortal dentro nuestro y pronto inundará el mundo, el mundo exterior. Muriendo estamos, muriendo, en pedazos se mueren los cuerpos y nos abandona la fortaleza, y se agazapa nuestra alma desnuda en la negra lluvia por encima de la inundación, acurrucándose en las últimas ramas del árbol de nuestra vida. Estamos muriendo, muriendo, y entonces ahora lo único que podemos hacer es disponernos a morir y construir el barco de la muerte que lleve el alma en su largo viaje, un barquichuelo, con remos y alimentos y platillos y todos los avíos de la muerte para portar el alma en el más largo viaje. Bota ya el barquichuelo, ahora que muere el cuerpo y que departe la vida, bótalo, la frágil alma en la frágil nave del coraje, el arca de la fe con su provisión de alimentos y de pequeñas cacerolas y mudas de ropa, sobre la negra superficie del diluvio sobre las aguas del fin, sobre la mar de la muerte, dónde aún navegamos oscuramente porque no podemos gobernarla, no tenemos puerto, no hay puerto, no hay dónde ir solo las oscuridad que se cierne cada vez más negra, más negra en el mudo y callado diluvio, oscuridad sobre oscuridad, arriba y abajo y a los lados absolutamente oscura y entonces ya no hay más dirección. Y el barquichuelo está allí, no obstante se ha ido, no se le ve porque no hay forma de verlo. ¡Se ha ido! ¡Se ha ido! Y no obstante aún está en alguna parte. "
D. H. Lawrence

lunes, 5 de enero de 2009

más Polonia

"Como una flor nocturna, Orfeo abre el cáliz de su canto y se cierra al bullicio del día. Nos ayuda durante una hora, durante dos, a vencer el miedo, a vencer la muerte, a vencer el tiempo, que inevitablemente nos lleva a la muerte, llenando el tiempo con el arte que se cumple en el tiempo. Orfeo nos permite por un plazo corto olvidar la razón de la manera que se desconectaría la electricidad; nos permite a los apresados en el espacio, descansar en el tiempo. Apagamos con anhelo a esa débil -ay, qué débil luz de la razón-, que ilumina nuestros oscuros asuntos cotidianos; desconectamos el sentido de la vista; cerramos los ojos, duplicando así la sensibilidad de los oídos. Es de noche, hay silencio, escuchemos a Orfeo. "
***.
Jozef Wittlin (Orfeo en el infierno del siglo XX)

sábado, 3 de enero de 2009

"A ser uno con todo lo viviente, volver en un feliz olvido de sí mismo, al todo de la naturaleza. A menudo alcanzo esa cumbre... pero un momento de reflexión basta para despeñarme de ella. Medito, y me encuentro como estaba antes, solo, con todos los dolores propios de la condición mortal, y el asilo de mi corazón, el mundo enteramente uno, desaparece; la naturaleza se cruza de brazos, y yo me encuentro ante ella como ante un extraño, y no la comprendo. Ojalá no hubiera ido nunca a vuestras escuelas, pues en ellas es donde me volví tan razonable, donde aprendí a diferenciarme de manera fundamental de lo que me rodea; ahora estoy aislado entre la hermosura del mundo, he sido así expulsado del jardín de la naturaleza, donde crecía y florecía, y me agosto al sol del mediodía. Oh, sí! El hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona. "

Hiperion o el eremita en Grecia.

Friedrich Holderlin

jueves, 1 de enero de 2009