domingo, 5 de agosto de 2007

Thomas Bernhard

Selección de textos de las novelas "Helada" y "En las alturas" de T. Bernhard. Estoy asqueada de un desayuno hecho por mi misma a otro desayuno, de una cena hecha por mi misma a otra cena, de una decepción meteorológica a otra decepción. Mis ropas apestan a mí, mis pensamientos apestan a mi, mis omisiones y mi locuacidad apestan a mí. Cuelgo mis ropas del marco de la ventana pierden su olor, apenas me las pongo otra vez apestan a mí. Lo sé, ésta casa tiene ese olor, ésta mesa tiene ese olor, yo tengo éste olor. He aprendido a distinguir todos los olores. Igual me coso la pollera que he roto, voy al zapatero, voy al panadero, al carnicero, el descontento me empuja por las calles y me induce a decir palabras absurdas a personas absurdas. Por lo que a mi se refiere mi participación en el mundo disminuye continuamente, los hombres no me interesan ya, la naturaleza no me interesa ya, todo eso, en cierto modo no me ha interesado nunca. Los periódicos son la única variación que tengo, lo que los hombres no son ya para mí, lo que la naturaleza no fue para mí jamás, lo que hermano y hermana y padre y madre no fueron jamás para mí, lo que no fue nunca para mí el mundo, eso son para mí ahora los periódicos: variación, puente. En los periódicos encuentro confirmadas muchas de mis teorías. Los periódicos son en el fondo el mundo, todo... el universo y el mundo en cada número que abro, porque el mundo no es el mundo, no es nada. Leo diariamente los periódicos y su porquería política local, su obtusa suciedad política y económica y ensayística. No puedo sustraerme a esos periódicos y a sus asquerosos productos, porque por otra parte tengo que devorar con gran ansia esa suciedad de los periódicos, como si padeciera francamente una perversa gula periodística. Hay días que hablan solo de enjambres de escarabajos en la papa, otros días que hablan de los trabajadores de las fábricas y otros que hablan sólo del gobierno, a veces de una representación teatral y casi siempre de mujeres bellas. Todos los escritos están llenos de su concepción del mundo: federación mundial, histeria mundial, crisis mundial, bancarrota mundial, pacto mundial, salud mundial. Meten con fuerza su carne en una carne ajena, sus rodillas entre muslos ajenos, sus muslos en los traseros ajenos, en zonas del vientre ajenas. Todo eso es insoportable. Sin embargo, no puedo sustraerme en absoluto a todas esas suciedades públicas y publicadas, a todas esas perversas historias de terror, donde un canciller que se ha convertido en un peligro público da a sus idiotas de ministros órdenes que son igualmente un peligro público. Todas esas noticias parlamentarias que ponen los pelos de punta. Leo como, después de todo, todo se ha desmoronado, leo, como después de todo, todo se ha deshecho, leo, como después de todo se han deshecho todos los puntos de apoyo, como toda firmeza ha desaparecido. Leo como no queda ya nada. Leo como de las religiones y de las irreligiones no ha resultado nada, absolutamente nada. Leo como la fe y la falta de fe no existen ya. Leo como la ciencia, la ciencia actual y el tribunal milenario ha echado a la calle y acompañado a la puerta y dispersado en el aire todo. Leo como todo es ahora aire, todos los conceptos son aire, todos los puntos de apoyo son aire. Leo como todo no es más que aire... aire congelado, todo no es más que aire congelado. ------------------------------------------------------------------------------------------------ Datos biográficos: Thomas Bernhard nació en 1931 y falleció en 1989.Poeta, dramaturgo y novelista austríaco, considerado uno de los grandes escritores del siglo XX y, sin lugar a dudas, la voz alemana más original de los últimos treinta años.

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