lunes, 27 de agosto de 2007

Compartir el presente

Ahuecar es crear huecos, y un hueco puede ser foso, grieta, poro, trinchera. Las trincheras son huecos estratégicos donde guarecerse para enfrentar a quienes se encuentran en otras grietas, pozos, huecos frente a nosotros. Las trincheras sirven también para mantener una posición, para delimitar, desde aquí, a mis espaldas y hasta el horizonte la paz de los muertos, el pasado rumor de viejos enfrentamientos. Hacia el frente los enfrentamientos ajenos que se vuelven nuestros, o mutuos (sería más apropiado) y en el medio la tierra, franja disputada, el presente que inexorablemente se extinguirá dando lugar al futuro resultado del azar matemático producto de las millones de potencias concentradas y delimitadas por las voluntades de los "refugiados" en las trincheras.
Vale aclarar que no existen momentos de guerra y la matriz bélica del párrafo anterior sirve solo como analogía.
Los sentimientos son como los soldados milicianos de la guerra civil española, no cuentan más que con su apasionamiento y sus manos para cavar las trincheras que les permiten el tiempo necesario para prepararse para el próximo avance.
Si nuestros ejércitos necesitan un descanso para reagruparse y ganar fuerzas, que así sea.
Claro que la subjetividad de quien escribe se ve continuamente interpelada por la paranoia. Como si un general viera la pérdida de confianza y entrega de uno de sus soldados. De todas formas confío en mis aliados y sé que me comunicarán cualquier movimiento de las tropas enemigas. No olvides que estas visten los colores de la soledad.

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