viernes, 9 de noviembre de 2007

Lo imborrable. Juan José Saer.

Tomatis, herido protagonista de la novela "Lo imborrable", relatando un amor pasado says:
"Es verdad que visto desde aquí de la orilla, el río en el que ayer estuve a punto de ahogarme es de una indiscutible belleza pero que me cuelguen con un gancho del prepucio y me hagan girar si en el resto de mi putísima vida vuelvo a meterme otra vez en el agua".
El prólogo de la novela reza: "Alma, inclínate sobre los cariños idos".

14 comentarios:

wojaczek dijo...

Una vez más una muestra de la cobardía de JJ, es para decirle "señor Saer, si no es para eso para lo que vive, para qué carajo vive entonces?"

oh my oh my

mi beso

GISOFANIA dijo...

yo le aconsejaría que sea más inteligente y aprenda a nadar. pero creo que el sr. Saer es un masoquista confeso que prefiere la tortura en su apéndice genital a cualquier otro tipo de intento.

antiprímula dijo...

El párrafo de Saer es enervante, acuerdo, y hasta podría ser de mal gusto. Veo que no solo en mí produce ese efecto. No obstante, si bien no me siento representada por su sentencia, no dejo de escuchar en ella un pensamiento que, escrito con brutalidad y/o vulgaridad, subyace muy a menudo en el discurso de varios de mis coetáneos. (Lamentablemente y muy a mi pesar). Leí la novela y le tuve bronca, a Tomatis, a Saer, a quien me la regaló, a quien me habló bien de ella. El sr JJ me tiene sin cuidado, no lo conozco y puede hacer con su prepucio un moño, pero pienso en lo literario y digo ¡mirá cómo nos hace saltar con ese fragmento!.
Saludos.

Livio dijo...

¿No era girar?

De cualquier manera y en defensa del género cabe decir que los tomatis acarrean una historia de humillaciones y fracasos inherentes a su condición que francamente los convierte en inimputables.

Si se quedan con ganas de Saer lean "El limonero real"

Salud dinero y amor !

antiprímula dijo...

No lo pensaba como cuestión de género Livio, no se ataje. Tomatis es varoncito porque debía ser algo, pero podría no serlo y acarrear la misma pesadumbre. La tristeza no hace distinciones entre pollera o pantalón.
Que siga usted bien.

Anónimo dijo...

Jaja, que manera de dejar caer el parrafo.

Livio dijo...

No me va a creer pero cuando hablaba de género hablaba de los tomates... por eso de que los arrojan ante un fracaso o una mala actuación etc etc etc ...

Soy un incomprendido/a

antiprímula dijo...

Le creo Livio, quédese tranquilo, podré no comprenderlo pero le creo.

nicolás schuff dijo...

tomatis no es saer, che, y su historia y su discurso (el de tomatis) son bien irónicos y un poco más complejos que ese párrafo aislado. pero además, al final de la novela, tomatis, pese a todas las advertencias y promesas que se hace a sí mismo, vuelve a dar el paso, a meter la pata en ese río. y que me la corten en rebanadas y la tiren a los chanchos si no es una gran, gran novela.

antiprímula dijo...

Por supuesto "n" que Tomatis no ha de ser Saer, y acuerdo con que ese párrafo aislado reduce algo más amplio que presenta el personaje. La selección será identificación personal, momentánea, ¿vió?.
(Me dió bronca en Tomatis un discurso taaann inconmovible para terminar, sobre el final, metiendo alegremente las patas en el barro.) Ya sé, es así.
Sepa disculpar pero no acuerdo con que sea una gran (duplicado) novela. Las disculpas responden a que usted ha sido uno de los que me ha incitado a leerla, che. Saludos cordiales.

nicolás schuff dijo...

lo de saer = tomatis lo decía por algunos comentarios.

en fin. a mí la novela me gusta gusta.

quévacerle.

saludos

antiprímula dijo...

Sí, claro ¿por qué iba a ser?.

Está muymuy bien que defienda la novela, si le gusta...

MARTIN TADDEI dijo...

Quizás la idea del tipo era justamente esa. crear rechazo. tontitos

Javi Santos dijo...

Es una novela escrita con un lápiz bien afilado que resplandece con un aura detrás. Saer, mi favorito de estos tiempos, no debería ser confundido con uno de sus personajes. En realidad, si el fragmento que Antiprímula toma, para quien no ha leído nada de él, puede parecer una frase errática y de mal gusto. Pero, e invito a todos los comentaristas que no leyeron algo del autor, si uno deja su moralina de lado y lo que está bien visto por convención, descubrirá que Tomatis no está del todo equivocado.