sábado, 1 de septiembre de 2007

Tranquilizador

Hoy un amigo contaba una anécdota de su infancia. Decía que conoció un gigante, en Córdoba, que ayudaba a los chicos a subirse a los árboles (y a él también, por supuesto.) La historia era simpática y tierna, era más larga, pero no viene al caso. Yo me distraje en otra escena. En la misma mesa de bar había otro individuo que escuchaba con atención, y que me intimidaba un poco por su inteligencia (le había escuchado algunas agudezas). Cuando terminó el cuento susurré por lo bajo que algo de lo relatado me hacía acordar a algo que no podía identificar del todo en mi memoria. El intimidante hombre, que no sé cómo escuchó mi susurro, ya que había sido muy bajo y en dirección opuesta a donde el estaba, me dijo "Gulliver". Yo dije "No, no creo que sea tan obvio, me parece que es más sofisticado". Levantó su hombro derecho, frunció los labios y de manera muy tranqulizadora agregó "¿Por qué no? ¿Para qué sofisticado? No está mal pensar en Gulliver."
Me quedé contenta, creo que no era de Gulliver el recuerdo confuso, pero no importaba.

1 comentario:

conny dijo...

Hola llegue a saludarte y agradecerte tu visita y comentario, bienvenida a mi espacio, besos.