domingo, 23 de marzo de 2008

en Vagones transportan humo

En mis entrañas llenas de carne solamente hay carne, y viento, y fuego y marea.
Cuando anochece, y en la TV aparece Liliana López Foresi o Nucha Amengual o Pochi Grey o Canela, con sus consejos, sus verdades, porque son verdades, me distiendo entonces en el sofá cama que tengo en el living room y me digo sinceramente, llena de dudas, con los puños apretados, consciente de mí misma como aprendí en la gimnasia protoneomolecular, me digo si será cierto que los recuerdos no valen nada.
Me pregunto si este vivir el momento y nada más, si esta existencia alocada y alucinante, si este vértigo y este maremágnum de cosas, este ganarle a la vida y absorberla y sorberla y sobarla y mamarla será en definitiva una buena razón para seguir adelante, para dejarme estar por ejemplo en la carcajada, para de repente ir al almacén dignamente, para que me traten como a una señora, para que me den el asiento en el colectivo, y para no parir nunca, nunca trascender. Porque adentro de mi corazón hay sangre, y adentro de mi sangre hay cosméticos.
Y a veces me pregunto, cuando tengo las patas en la palangana, llenas de llagas de tanto taconear por murgas y baños públicos, me pregunto a veces si alguna vez tu sonrisa... tu sonrisa de chongo de cloaca... tu sonrisa como una flor alada y rosa... tu sonrisa de muerte y de redondel...
De más está decir que el tiempo carcome la carne, que el alcohol fija las grasas, que los dientes se pican.
Todo lo de esta vida desaparece como una espuma, todo se hace nada.
el beso de nuestra madre.
el beso ese
el beso del amor ese
el beso de la vida desaparece como una espuma
como la espuma de un mar enorme
como la espuma...
de un mar enorme... todo se hace espuma...
desaparece.
***
de Alejandro Urdapilleta.

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