Nos despedimos amablemente. Se sube a un taxi. Lo veo subirse, acomodar su saco de cuero y su mochila, indicar el destino, pedir al taxista que detenga el arranque, bajar la ventanilla, asomarse para volver a despedirse, amablemente. Veo al taxi alejarse, lo veo alejarse. Miro el cielo nocturno, la avenida, una mujer paseando a su foxterrier, un muchacho apuesto paseando un boxer, una pareja discutiendo. Cruzo Córdoba dos veces, ida y vuelta: no quiero volver a casa, quiero seguir aquel taxi. Como en las películas.
***
Estoy en casa, escribo.
9 comentarios:
añoranzas cinematográficas.
sí, me suena conocido...
Un suspiro despierta, como si sintiera ese olor a cuero evaporándose en la calle, esa distancia que nos deja quietos, tan quietos que no hay tiempo más absoluto que aquel instante... que de ahora en más jamás alcanzaremos. Un punto de fuga en la tierra que nos dispara al vacío, pero a un vacío que sabe acompañar, tal vez, el después, cuando la quietud te sorprenda viéndolo llegar, o volver.
Ay, chicas...
Estoy despistada...¿Quièn iba en ese taxi?
¡taxi!, ¡siga a ese auto!
Pat: ¡Ché, ni que cambiara a cada rato de objeto amoroso!
El que vengo mencionando hace un mes ponéle, el bombón para diabéticas. Beso grande.
H: ¿Cómo supiste que es judío? Yo no lo dije.
mire usted para otro lado, prímula. ya mire para otro lado de una vez.
y te digo: "olvídalo mejor olvídalo" y "ya no lloro más, y si se quiere ir que se vaya!" (etc)
salud y amor, un sano amor para usted!
ce.
Ce: ¿Por qué tengo que dejar de mirar a este si recién empiezo?(Intuyo que hay un error, que vos me hablás de otro, de "ese", no de este).
Haya o no haya error, de mil amores, gracias por tu buen deseo.
error, sí, pensé que hablaba del caballero de renombre en este blog. me alegro de que empiece. que empiece bien, entonces.
salú,
Publicar un comentario