domingo, 7 de diciembre de 2008

desasosiego

En las vagas sombras de luz por terminar antes que la tarde sea pronto noche, disfruto de errar sin pensar entre lo que la ciudad se vuelve, y ando como si nada tuviese remedio. Me agrada, más a la imaginación que a los sentidos, la tristeza dispersa que está conmigo. Vago, y hojeo en mí, sin leerlo, un libro de imágenes rápidas, del que voy formándome indolentemente una idea que nunca se completa. Hay quien lee con la misma rapidez con que mira, y concluye sin haberlo visto todo. Así saco del libro que se me hojea en el alma una historia vaga por contar, memorias de otro yo vagabundo, con avenidas de parques en medio, y figuras de seda varias, pasando, pasando. Súbitamente, los faroles muertos coinciden luces en las prolongaciones dobles de una calle larga y curva. Como un batacazo, mi tristeza aumenta. Es que se ha terminado el libro. Otra vida de la ciudad que anochece. Otra alma la de quien mira a la noche. Sigo inseguro y alegórico, irrealmente sintiente. Soy como una historia que alguien hubiese contado y, de tan bien contada, anduviese carnal, pero no mucho, en este mundo novela, en el principio de un capítulo: "En este momento, se podía ver a un hombre avanzar lentamente por la calle de..." ¿Qué tengo yo que ver con la vida?
***.
Fernando Pessoa

5 comentarios:

GISOFANIA dijo...

"Sigo inseguro y alegórico": qué tremebunda constatación

antiprímula dijo...

¿Y "sintiente"? ¡Guau! Besos Gisofania.

Angie Angelina dijo...

" es que se ha terminado el libro".
Socorro!!!
Bueno, pero algo queda, irremediablemente en la memoria, eso lo digo yo.

Anónimo dijo...

"Pare de sufrir" Pero que viaje este Pessoa...y el libro del desaosiego...una maravilla...
gracias por traerlo a Fernando, a Bernardo, a Maria josé la jorobada,

antiprímula dijo...

Bruto viaje el de Pessoa, sí...
Gracias a tí por pasar, Alan.