2. EN TU ANIVERSARIO. Recibe este rostro mío, mudo, mendigo. Recibe este amor que te pido. Recibe lo que hay en mí que eres tú.
3. BUSCAR. No es un verbo sino un vértigo. No indica acción. No quiere decir ir al encuentro de alguien sino yacer porque alguien no viene.
4. TE HABLO. Estoy con pavura. Hame sobrevenido lo que más temía. No estoy en dificultad: estoy en no poder más. No abandoné el vacío y el desierto, vivo en peligro, tu canto no me ayuda. Cada vez más tenazas, más miedos, más sombras negras.
5. RECUERDOS DE LA PEQUEÑA CASA DEL CANTO. Triste cuando deseo y cuando no. Triste cuando con un cuerpo y cuando no. Triste cuando con su sonrisa y cuando no.
6. PALABRAS. Se espera que la lluvia pase. Se espera que los vientos lleguen. Se espera. Se dice. Por amor al silencio se dicen miserables palabras. Un decir forzoso, forzado, un decir sin salida posible, por amor al silencio, por amor al lenguaje de los cuerpos. Yo hablaba. En mí el lenguaje es siempre un pretexto para el silencio. Es mi manera de expresar mi fatiga inexpresable. Debiera invertirse este orden maligno. Por primera vez emplear palabras para seducir a quien se quisiera gracias a la mediación del silencio más puro. Siempre he sido yo la silenciosa. Las palabras intercesoras, las he oído tanto, ahora las repito. ¿Quién elogió a los amantes en detrimento de los amados? Mi orientación más profunda: la orilla del silencio. Palabras intercesoras, señuelo de vocales. Ésta es ahora mi vida: mesurarme, temblar ante cada voz, templar las palabras apelando a todo lo que de nefasto y maldito he oído y leído en materia de formas de seducción. El hecho es que yo contaba, yo analizaba, yo relacionaba ejemplos proporcionados por los amigos comunes y la litertura. Le demostraba que la razón estaba de mi parte, la razón de amor. Le prometía que amándome iba a serle accesible un lugar de justicia perfecta. Esto le decía sin estar yo misma enamorada, habiendo sólo en mí la voluntad de ser amada por él y no por otro. Es tan difícil hablar de esto. Cuando vi su rostro por primera vez, deseé que fuera de amor al volverse hacia mi rostro. Quise sus ojos despeñándose en los míos. De esto quiero hablar. De un amor imposible porque no hay amor. Historia de amor sin amor. Me apresuro. Hay amor. Hay amor de la misma manera en que recién salí a la noche y dije: hay viento. No es una historia sin amor. Más bien habría que hablar de los sustitutos.
7. DESTRUCCIONES. (En besos, no en razones. Quevedo.) Del combate con las palabras ocúltame, y apaga el furor de mi cuerpo elemental.
2 comentarios:
excelente, hace tiempo que no leia a alejandra pizarnik, gracias por recordarmela
De nada, doscua. Un gusto.
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